Asistencia: La opinión de los estudiantes

Carta presentada al Comité de Docencia del 20 junio de 2008:

A comienzos del presente año académico los estudiantes de sociología fuimos informados respecto a la existencia de una norma que establece como requisito para rendir el examen de primera oportunidad un mínimo de 50% de asistencia (y de 75% en los ramos de “taller”) en cada cátedra. Si bien esto había sido informado en años anteriores, sólo a contar del actual semestre ha empezado a tener una vigencia real dentro de nuestra carrera, en tanto es una medida que se inserta dentro del reglamento interno de la facultad.

La situación antes descrita ha motivado asambleas estudiantiles en las que se ha discutido el tema y se ha manifestado un desacuerdo generalizado con la medida implementada por el Departamento de Sociología, por lo que consideramos necesaria una reformulación del reglamento de la facultad y, en particular, la implementación de medidas extraordinarias en lo que respecta a las políticas de asistencia a las cátedras impuestas actualmente.

Por supuesto, se han generado una serie de argumentos que sustentan nuestra posición:

En primer lugar, consideramos que el resultado más importante que debe perseguir una asignatura es el aprendizaje por parte de los estudiantes que la cursan. Este aprendizaje se mide a través de las evaluaciones, y debería ser decisión de cada estudiante el establecer en qué medida la asistencia a clases es beneficiosa para su rendimiento en tales evaluaciones.

Cabe señalar que, en general, los estudiantes asistimos mayoritariamente a las clases al comienzo del semestre, y continuamos haciéndolo en aquellas cátedras que son consideradas de alta calidad y que contribuyen con el aprendizaje y la formación profesional, sin que para ello sea necesaria la presencia de una norma de asistencia mínima; en tal sentido, nos parece una medida coercitiva e ilegítima obligar a los alumnos a asistir a cátedras que - tanto por su organización como por su contenido - no responden a las expectativas de los estudiantes. Si bien la clase se hace en el aula con aportes del profesor y el alumno, estamos seguros y así a ocurrido, que cuando hemos instaurado el diálogo con los profesores respecto a su modo de realizar la cátedra, los alumnos han estado dispuestos a colaborar en dicho proceso de forma activa en busca de soluciones que contribuyan al proceso pedagógico.

Por otro lado, es bastante insólito que se comience a aplicar un régimen de asistencia obligatoria a los estudiantes de cursos superiores cuando ya han pasado dos o tres años en que éste no ha existido. Muchos estudiantes hemos planificado nuestras responsabilidades - durante el período de tiempo en que cursaríamos la carrera - considerando que la asistencia no era una exigencia, por lo que se adquirieron otros compromisos (ya sea laborales, políticos, u otros) y se organizó el tiempo considerando que el aprendizaje se podía lograr a través de métodos distintos.

En concordancia con lo anterior, creemos que una norma de asistencia podría ser plausible si se encontrara inserta en una planificación semestral apropiada, con claridad y aviso anticipado respecto a horarios y calendarización de evaluaciones, de manera que fuera posible para los estudiantes distribuir apropiadamente su tiempo. En la actualidad, sin embargo, la planificación se termina haciendo más bien sobre la marcha, lo que tiene como consecuencia que, por ejemplo, se cambien constantemente los horarios de clase y se acumule una gran cantidad de evaluaciones hacia el final del semestre, dificultando la sistemática asistencia a clases.

Otro aspecto que, aunque puede sonar burdo, no es menos relevante, es que muchas veces las listas de asistencia incluyen a personajes que no están verdaderamente en la sala, lo que lleva, o bien a una cacería por parte de los profesores para pesquizar a los alumnos fantasmas, o bien a un cinismo de ambas partes, obviándose la nula relación entre la lista de asistencia y el número de personas presentes en la sala de clases. Todo esto nos parece un hecho bastante poco sensato, sobretodo si estamos hablando de Universidad como espacio de creación de conocimiento y de formación profesional.

En definitiva, nos parece que en un contexto donde la organización del Departamento de Sociología está lejos de ser la óptima, una norma de asistencia obligatoria se manifiesta como poco viable y represiva. Consideramos que tener una carga académica de 6 o 7 ramos semestrales, donde además se realizan ensayos mal ensayados de investigaciones por falta de tiempo, es imposible rendir al máximo en los ramos y asistir a todas las cátedras.

Además, sostenemos que es la evaluación el método adecuado para medir el aprendizaje de los alumnos, siendo necesario que los ramos que utilicen el debate como herramienta educativa (y por tanto tengan necesidad de una alta convocatoria) generen sus propias instancias de promoción de la asistencia a clases (como la calidad de la cátedra, por ejemplo), sin que se requiera la implementación de mecanismos represivos como la norma de asistencia mínima obligatoria que ha comenzado a regir el presente año.

También, consideramos que siendo el rol de la universidad educar, es indispensable que forme profesionales con autodisciplina. Es decir, enseñar a los estudiantes a distribuir su propio tiempo y a organizarse con madurez para rendir de la mejor manera, pero de forma autónoma y responsable. Es por eso, por un tema netamente académico que creemos que debiera eliminarse la toma de asistencia, pues con dicha exigencia los alumnos se ven obligados a asistir para aprobar el ramo, por lo que la decisión de ir a clases dejaría de lado algo que creemos fundamental que es la propia motivación por el aprendizaje, la autonomía y la propia organización, elementos fundamentales para ser un buen profesional.

Además, hay que considerar que en otras facultades de la Universidad de Chile, la eliminación del control de asistencia a clases teóricas, ha demostrado que no perjudica el aprendizaje ni disminuye el rendimiento de los alumnos, por que estos, a pesar de su no control, mantienen un alto porcentaje de asistencia, lo que sin duda, representa un desafío para el profesor: pues su mal desempeño significaría una sala vacía. Un ejemplo de esto, es la facultad de medicina, donde si bien no controlan la asistencia a las clases teóricas, es reconocido el prestigio profesional de sus egresados.

Sin desmedro de lo anterior y manteniendo que la asistencia a los cursos no es necesariamente relevante en términos del aprendizaje alcanzado, estimamos que ésta sí puede ser importante a la hora de evaluar a un docente o al curso en general. Sabemos que haber asistido a un número relativamente importante de clases durante el semestre es importante para poder evaluar adecuadamente un curso, y en este sentido, proponemos que la asistencia sea utilizada en los análisis de la evaluación docente, de manera que, por ejemplo, se pueda considerar como válida solamente la evaluación hecha por parte de los estudiantes con un cierto nivel de asistencia.

A partir del presente documento no queremos generar un clima de oposición crítica sin propuestas, esperamos poder forjar un diálogo que nos permita abordar ésta problemática a la brevedad considerando que el semestre está ya bastante avanzado. Estamos dispuestos a generar instancias de trabajo que ayuden a construir una escuela de Sociología acorde con la calidad, compromiso y coherencia que necesita, en un espacio que promueva una verdadera intención de proyecto conjunto con los diferentes actores involucrados.

CESOC 2008

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